La glucemia alta, especialmente cuando es crónica, puede dañar los vasos sanguíneos a través de varios procesos fisiológicos interrelacionados. Este daño afecta tanto a los grandes vasos sanguíneos (macrovascular) como a los pequeños vasos sanguíneos (microvascular), lo que puede conducir a una serie de complicaciones a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares, retinopatía, nefropatía y neuropatía.
Los mecanismos subyacentes incluyen:
Glicación de Proteínas: Formación de Productos Finales de Glicación Avanzada (AGEs): La glucosa elevada en la sangre puede reaccionar con proteínas, lípidos y ácidos nucleicos, formando AGEs. Los AGEs alteran la estructura y función de las proteínas, contribuyendo al daño tisular y vascular. Además, pueden interactuar con receptores específicos en las células (como los RAGE, por sus siglas en inglés) para promover la inflamación y el estrés oxidativo.
Estrés Oxidativo. Producción de Radicales Libres: El exceso de glucosa puede aumentar la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) en las células, sobrepasando la capacidad antioxidante del cuerpo y llevando al estrés oxidativo. Esto daña las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos, afectando su capacidad para regular la vasodilatación y la coagulación sanguínea.
Inflamación: La hiperglucemia crónica promueve una respuesta inflamatoria que puede dañar los vasos sanguíneos. La inflamación contribuye a la disfunción endotelial y promueve la formación de placas ateroscleróticas en los vasos grandes.
Disfunción Endotelial: Alteración en la Producción de Óxido Nítrico: Los niveles elevados de glucosa pueden disminuir la disponibilidad de óxido nítrico, un vasodilatador crucial, lo que lleva a la disfunción endotelial. Esto afecta la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y contraerse adecuadamente.
Cambios en la Hemodinámica: Incremento en la Presión Sanguínea: La hiperglucemia puede contribuir al aumento de la rigidez arterial y a la hipertensión, poniendo a los vasos sanguíneos bajo estrés adicional.
Hiperinsulinemia e Insulinoresistencia: Efectos de la Insulina: En condiciones de hiperglucemia, especialmente en la diabetes tipo 2, la insulinoresistencia puede llevar a niveles elevados de insulina en la sangre (hiperinsulinemia), que también pueden tener efectos directos e indirectos sobre la salud vascular, incluyendo el estímulo del crecimiento de las células musculares lisas de los vasos sanguíneos y la inflamación.
Conclusión
Todos estos procesos contribuyen al deterioro progresivo de la salud vascular, lo que aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones a largo plazo asociadas con la diabetes y otros estados de hiperglucemia crónica.
La gestión eficaz de los niveles de glucosa en sangre, junto con un estilo de vida saludable y el manejo de otros factores de riesgo cardiovascular, es fundamental para prevenir o retrasar el desarrollo de estas complicaciones.