La hipertrofia muscular se refiere al aumento en el tamaño de las fibras musculares, un fenómeno que suele ser impulsado principalmente por el entrenamiento de resistencia. Y es por eso que en este proceso, las proteínas juegan un papel determinante y multifacético.
Cuando nos ejercitamos, en particular durante actividades de resistencia o levantamiento de pesas, nuestras fibras musculares experimentan microlesiones. Estas pequeñas lesiones son, paradójicamente, cruciales para el proceso de fortalecimiento y crecimiento muscular.
Las miofibrillas se componen de 3 tipos de proteínas
- Proteínas contráctiles
- Proteínas reguladoras, que activan y desactivan el proceso contráctil
- Proteínas estructurales, que mantienen a los filamentos gruesos y finos en la alineación adecuada.
Es aquí donde las proteínas entran en acción, ya que son fundamentales para la reparación y regeneración de estas fibras dañadas. Al curarse, las fibras se vuelven más fuertes y gruesas, contribuyendo al proceso de hipertrofia.
Más allá de la reparación, la síntesis de nuevas proteínas musculares es esencial para el crecimiento.
La construcción de proteínas en el músculo, conocida como síntesis proteica muscular, debe ocurrir a un ritmo más rápido que su degradación para que se produzca la hipertrofia. Consumir proteínas, especialmente después de un entrenamiento, puede acelerar y maximizar este proceso de construcción.